miércoles, 8 de diciembre de 2010

Vicente Loya y Agustín Marroquín, los custodios de Miguel Hidalgo

Marroquín el singular torero, personaje cuya participación fue, hasta cierto punto importante, era él quién custodiaba al Cura Hidalgo, recordemos que siendo su cabeza "pregonada" y en la cantidad de 10,000 pesos, fotuna cuantiosa en la época; era necesario tener quien vigilara, entre otras cosas, el sueño de don Miguel. "Del torero Agustín Marroquín -personaje para una película- se dice que arribó a la Nueva España en 1803, que sirvió en casa del virrey Iturrigaray, que tras de ser despedido se hizo tahúr y bandolero, que toreaba por el Bajío y que acusado de robo, pasó cinco años en la cárcel de Guadalajara hasta que si antiguo conocido y proveedor de toros, el cura-ganadero de Jaripeo (Hidalgo), lo liberó a finales de noviembre de 1810, permitiendo además que tomara venganza a sus aprehensores, por lo que el resentido diestro mató a estoque o degolló y apuntilló a docenas de españoles y criollos en la barranca de Oblatos" (1)

Ahora, en los tiempos que nos tocó vivir, se le conocen más como escoltas, antes se les decía guaruras, en ocasiones se les conocía como custodios y todos ellos, a final de cuentas son los guardaespaldas. Apenas ayer leíamos que cuando don Miguel Hidalgo, luego de la derrota de Calderón tenía la oportunidad de descansar, habían varias personas que se dedicaban a vigilar su sueño, la cabeza de Hidalgo estaba cotizada en algo así como 10mil pesos de esa época, lo cual era una verdadera fortuna, así que muchos eran los que perseguían cazar esa suma. Se mencionan a tres personas que cuidaban de sus espaldas: Simón de Lara, personaje que, se dice, fue quien lo llevó hasta San José de Gracia para que allí reposara, pero no se saben más datos de él. Se mencionan a dos más, uno, el torero que bien conocía a Hidalgo desde que laboraba en su hacienda ganadera de Taxiamora, Agustín Marroquín y de otro más, Vicente Loyola Muñíz, de ellos dos veremos más detalles de su vida. Cabe mencionar que las fotografías que acompañan a este artículo fueron tomadas en Puruándiro, Michoacán, que no tiene nada que ver con la localización de la Ruta de Hidalgo pero que, debido a que me fue robada la cámara fotográfica donde tenía las fotos tomadas en el estado de Aguascalientes, me veo obligado a complementar con unas imágenes que me parecen peculiares.

Vicente Loya Muñíz.

"Intervino en Guadalajara después de que Hidalgo penetró en la ciudad el 26 de noviembre de 1810, en la matanza de españoles verificada en parajes distintos alrededor de Guadalajara, por orden del mismo Hidalgo. En la declaración de José María Chico se menciona a Vicente Loya con estas palabras: "era uno de los ministros de estas bárbaras ejecuciones". Cuando después del desastre de Puente de Calderón, Allende obtuvo en la hacienda del Pabellón el mando supremo del Ejército Insurgente, decidió marchar a Saltillo dividiendo el ejército en varias columnas; una de ellas, al mando de Hidalgo, cometió en Matehuala varios asesinatos de españoles prisioneros que Hidalgo en sus declaraciones atribuye al criado de Allende, Vicente Loya".

Agustín Marroquín.


"Individuo de pésimos antecedentes y que fue escogido para la triste profesión de verdugo, en Guadalajara, después de la entrada de Hidalgo en la ciudad el 26 de noviembre de 1810, Marroquín, al decir del Dr. Velasco, en un folleto impreso en México en 1811, fue ascendido a capitán por Hidalgo, y ante una junta de oficiales se le exigió juramento de fidelidad. Marroquín estaba en la cárcel de Guadalajara cuando Torres entró en la capital de Nueva Galicia el 11 de noviembre de 1810 y, puesto en libertad, como los demás presos que allí había, se lanzó a la defensa de la causa que patrocinaban los que le habían dado la libertad, sin importarle la misión que les señalaran.


Marroquín sacó en silencio el 12 de diciembre, unos presos del Colegio de San Juan y los trasladó a un paraje cerca de la ciudad, llamado San Martín, donde fueron pasados a cuchillo. Esta partida, de unos 48 españoles, fue la única en que intervino. Al mando de una división de 5 mil o 6 mil hombres y con algunas fuerzas de artillería avanzó, por orden de Hidalgo, antes de la famosa batalla de Guadalajara, a fin de observar los movimientos de Calleja. Este que no quería atacar al ejército Insrugente antes de que se le juntara Cruz, que había librado una acción en las inmediaciones de Urepetiro, interceptó en Tepatitlán el 15 de enero de 1811, un mensaje que Hidalgo mandaba a Marroquín; conocedor por él de la intención de Hidalgo, marchó con presteza hacia el puente de Calderón y cuando Allende decidió, como jefe del Ejército, marchar a Saltillo, se dividieron las columnas insurgentes, una de las cuales (la de Hidalgo), pasó por Matehuala y de allí a Saltillo.


En el camino verificóse nueva matanza de españoles, según Mariano Hidalgo, el ejecutor fue Agustín Marroquín. Miguel Hidalgo, en su declaración, atribuyó el hecho a un sirviente de Allende llamado Vicente Loya, fue detenido el 21 de marzo de 1811 en Acatita de Baján por las fuerzas de Elizondo y trasladado a Chihuahua, en donde resultó condenado a muerte y ejecutado el 10 de mayo de 1811". (2)


Fuente:

1.- Páez, Leonardo. Leales a Hidalgo y a Aldama, Marroquín y Luna protagonizaron singulares acciones. La Jornada, artículo publicado el 27 de septiembre de 2010.

2.- Miquel i Vergés, José María. Diccionario de Insurgentes. Editorial Porrúa. México, 1980

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