viernes, 7 de marzo de 2014

Participación de veracruzanos en el inicio de la guerra de Independencia.

   Sabía de que el puerto de San Blas era importante para los insurgentes, al grado de que hasta allá llegó el padre Mercado para controlarlo a favor del movimiento de insurrección. Lo propio haría el generalísimo Morelos con el puerto de Acapulco, pero del otro puerto, el más importante de Nueva España nunca había oído de que hubiera sido escenario de un movimiento a favor de la insurgencia en los primeros años del estallido social. Más concretamente, los hechos ocurrieron el 29 de julio de 1812 y los personajes fueron: Cayetano Pérez, Bartolomé Flores, José Ignacio Murillo, José Evaristo Molina, José Nicasio Arismendi y José Prudencio Silva. Son estos nombres que aparecen en la placa colocada en el Baluarte de Santiago del puerto de Veracruz, colocada durante los festejos del Centenario de 1910, vemos que, efectivamente, en este, el puerto más importante, también se luchó por la libertad de México.

   Y la participación de los veracruzanos no fue solo esta que recuerda la placa, ya antes, en 1808, cuando se pretendió liberar a México y crear una Junta Gubernativa, sucedió que "algo que poco se menciona y debemos recordar es que Diego Leño, Síndico del Ayuntamiento de Xalapa , es considerado al lado de Francisco Primo Verdad como uno de los precursores de la Independencia de México. Las ideas de Diego Leño influyeron grandemente en los integrantes del Ayuntamiento de la ciudad de México, Primo Verdad y Juan Francisco de Azcárate, quienes pretendieron instalar una Junta Gubernativa independiente en la capital de la Nueva España, en 1808, mismo año en que Ignacio Allende estuvo en Xalapa, haciendo promoción de la causa libertaria". (1)

  Y aparece un personaje más, veracruzano también que justo es conocerlo: Antonio Merino. "Merino nació en la nueva Veracruz en 1792 y desde los 17 años fue empleado de un conocido comerciante del puerto llamado Manuel Serapio Calvo. En esta situación Merino conoció a don Ignacio Allende, quien en aquel momento se desempeñaba como comerciante y de acuerdo con el autor, el futuro insurgente bajaba a la costa para arreglar sus negocios con sus homólogos porteños. De esta manera, Merino se entero por casualidad –según él– de los proyectos de independencia. Así las cosas, a partir de ese momento se hizo a la tarea de atraer adeptos a la causa, encontrándolos en dos amigos, empleados de la contaduría de la aduana: Cayetano Pérez y José Evaristo Molina. Los jóvenes insurgentes se reunían en una jacal de palma atrás de la capilla del Cristo en donde planeaban la manera de hacerse de la ciudad a favor de la causa insurgente. Según los datos proporcionados por Merino, el plan se reducía en sustancia a “ganar los corazones del pueblo, seducir al batallón del fijo de Veracruz, la artillería y Castillo de San Juan de Ulúa”, en fin en teoría se lograría todo esto sin derramar una sola gota de sangre, sin embargo la realidad fue otra, pues pasaron más de 15 meses delineando el plan, hasta que alguien se le ocurrió invitar a los miembros de la Compañía Provincial; de este cuerpo militar salieron los traidores que delataron a los jóvenes insurgentes". (2)

  Y Veracruz, a pesar de su lejanía con Guanajuato, lugar donde comenzó el movimiento de insurrección, igual recibió la información del alzamiento y, siendo este el puerto más importante del reino, el temor creció. "Los oficiales reales nunca imaginaron la posibilidad de una guerra civil y menos con la magnitud con que se dio. Por lo tanto, las defensas construidas a lo largo del litoral del Golfo de México tuvieron que hacer un giro de ciento ochenta grados para defender a Veracruz del peligro que ahora venía del interior y no desde los mares. Cuando inició la guerra, los militares de inmediato aseguraron la fortaleza de San Carlos, en Perote, porque en ella se guardaba el principal arsenal del virreinato y el gobierno no descartaba la posibilidad de que Hidalgo intentase apoderarse de ella, tomar el control del camino real, de las poblaciones que cruzaba y atacar el puerto de Veracruz. Sin embargo, las autoridades locales estaban convencidas de que en la intendencia de Veracruz no pasaría nada, todo estaba tranquilo". (3)

   
 Dos años más tarde, Veracruz se volvería escenario de algunos enfrentamientos. "En síntesis, desde septiembre de 1812, toda la intendencia de Veracruz se encontraba inmersa en una verdadera guerra civil y el gobierno de Veracruz perdió todo contacto con sus poblaciones sujetas y con el resto de Nueva España. El puerto solo mantuvo comunicación con Tampico y Tuxpan, hacia el norte, y con Alvarado, Tlacotalpan, Tuxtla y Acayucan, hacia el sur. Todos sus habitantes rodeados de insurgentes, sin poder salir más allá de su entorno por el temor de convertirse en prisioneros de los rebeldes. Nada se sabía de manera oficial de Xalapa, de Córdoba, de Orizaba y de Perote. Solo por "oídas" se decía que todos los pueblos de Veracruz se habían declarado enemigos del gobierno español". (4)

   Bueno, pero ¿y qué fue de los personajes cuyos nombres aparecen en la placa que los recuerda y que se encuentra en el baluarte de Santiago del puerto de Veracruz? "En los primeros días del mes de enero de 1812 fueron apresados Cayetano Pérez, José Evaristo Molina, José Ignacio Murillo, Bartolomé Flores, Ignacio Arismendi y José Prudencia Silva, se salvó Antonio Merino, alertado por el ayudante de la plaza el español José María Mojo. Durante más de cinco meses estuvieron detenidos los insurgente veracruzanos, mientras Merino oculto en algún lugar de los médanos a extramuros tenía la esperanza de que el padre de José Evaristo Molina lograra conseguir el indulto para los condenados. Cosas de la vida, el indulto fue expedido por el virrey, pero debido a presiones de los comerciantes veracruzanos, el convoy que venía de México con el vital documento fue detenido en la hacienda de Santa Fe y la ejecución de los jóvenes se llevó acabo el día miércoles 29 de julio de 1812 a las 5:15 horas cerca de la Escuela Práctica de Artillería y del Baluarte Santiago".

  "El holocausto de los primeros héroes insurgentes fue presenciado por Merino desde lo alto de una torre donde se ocultaba. Al poco tiempo después al tratar de huir hacia Estado Unidos, Merino fue detenido y condenado a muerte, pero fue indultado por el virrey Venegas, y se le conmutó la pena capital por el servicio militar en España, donde permaneció hasta el 13 de junio de 1820, cuando regresó de inmediato a México para unirse a las fuerzas de Agustín de Iturbide". (5)



Fuentes:

1.- Discurso pronunciado por el diputado Leopoldo Torres García, presidente del Congreso de Veracruz, durante la Guardia de Honor. Septiembre 21 de 2009.

2.- Merino, Antonio. La conspiración veracruzana de 1812. Editorial Citlalpétl, Veracruz, 1960. Citado por Rodríguez Zazueta, Miguel. Artículo publicado en La Jornada el 25 de julio de 2013.

3.- Ortiz Escamilla, Juan. Los gobiernos realistas de Veracruz. Revisión histórica de la guerra de Independencia en Veracruz. Juan Ortiz Escamilla, Coordinador. Comisión Estatal del Bicentenario de la Independencia. Xalapa, 2010. p.178

4.- Ibid. p.183

5.- Rodriguez Zazueta, Miguel. Artículo de referencia 2.

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